Hace mucho tiempo, mi abuela decidió emprender a sus 72 años.
Entonces decidió hacer una receta heredada de las abuelas, de esas que están en la familia desde siempre, con productos simples que se tenían en las casas del sur de Italia.
El limoncello de mi abuela, era increíble. Ella elegía los mejores limones y me enseñaba que había que usar sólo parte de la cáscara para que no supiera amargo.
Comenzó de a poco, regalando a amigos, vecinos y familia porque la enorgullecía lo rico que estaba.
Pero quería hacerlo bien, entonces compró las botellas más hermosas y mucho hilo dorado.
Mi abuelo se había jubilado hacía poco, éĺ había sido hombre de trabajo toda su vida, por eso no sabía quedarse sentado pero sí sabía trabajar con sus manos.
Así que él era el encargado de hacer un tejido en macramé con ese hilo color oro.
Ellos sí que sabían acompañarse y complementarse.
Poco a poco su casa se convirtió en una pequeña destilería llena de aromas y botellas doradas y su heladera era un pequeño tesoro para muchos.
Aunque ya hace 16 años no está mi abuelo y unos pocos que partió mi abuela aún recuerdo esos años donde aprendí que el amor está en los detalles, en las raíces y la compañía.
Si hoy pudiera viajar en el tiempo seguramente les compartiría el Limoncello de mi abuela.
Maru
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